Capitulo 11



Cap.11


Aquel día se veía que el otoño se dejaba asomar, como el humor de Tara, no muy agradable.
Eran las seis de la mañana y Tara aguardaba sentada en su sofá-ventana, había estado toda la noche en vela sin poder conciliar el sueño y observando a Raúl desde su cuarto.

Una hora más tarde en la habitación de Raúl

Raúl no se podía creer que Tara no hubiera dormido nada, aunque el tampoco, que la estuvo observando en la penumbra. Sonó su despertador y lo dejo sonar un rato para que pareciera que estaba dormido, pero al levantarse vio que al final Tara se había quedado dormida en su ventana, se sentía culpable y no soportaba verla mal.
Se cambio de ropa, hizo la cama y bajo a desayunar. Al subir a por su mochila, Tara se había esfumado y rezo por qué no se hubiera ido.

En ese mismo instante en el salón

-Acábate todo el desayuno Tara, ayer también apenas cenaste- le dijo su madre.
-No tengo hambre- y dejo su desayuno a medio terminar sobre la mesa.
-¿Va todo bien hija?- le pregunto su madre preocupada.
-Sí, tranquila todo va bien solo que no e dormido demasiado- contesto ella acompañando la frase con una forzada sonrisa.
-Vale, procura acostarte antes la próxima vez- añadió su madre mientras Tara abandonaba la cocina.
Se hecho la mochila al hombro y despidiéndose de su madre y de si hermana salió de casa, empezaba a refrescar y se acurruco en su jersey de lana que había cogido por recomendación de su madre.
En un primer momento no lo vio, estaba apoyado en la valla de su casa, con su habitual pelo despeinado y mirando a ninguna parte. Se le veía abatido.
Raúl se dio cuenta de la presencia de Tara y se levanto, dispuesto a solucionarlo todo.
-Hola Tara- dijo él.
-Hola…
-¿Has… has pensado algo?- pregunto él con un tanto de miedo por la respuesta.
-E… yo creo que…- tomo aire- siento haber sido tan celosa y haberlo estropeado todo, ahora mismo no hubiera pasado esto si no me hubiera enfadado por… ella- dijo ella arrepentida.
-No digas eso Tara, si yo te hubiera avisado no te habrías apenado, perdóname por favor- dijo rodeándole la cintura con los brazos.
Como respuesta, Tara se alzo de puntillas y lo beso, olvidando así todo lo ocurrido en los últimos días.
De camino al instituto, todo volvió a la normalidad, caminaron de la mano y se contaron todo lo que no pudieron hablar los anteriores días.

En la hora del almuerzo

-Rubén, podemos hablar- dijo Tara sorprendiéndolo por detrás.
Se apartaron un poco del resto del grupo y Tara prosiguió.
-Te agradezco mucho lo que hiciste por mí, que fueras a haber con Raúl y todo eso- dijo Tara dándole un abrazo.
-No hay de que, tú habrías hecho lo mismo por mí.
-Eso no lo dudes- los dos se rieron y volvieron con todos los demás.

De vuelta a casa

-Quedan unas pocas semanas para navidad, ¿quieres que hagamos algo especial?- pregunto Tara a Raúl.
-Me encantaría, tendremos que pensar algo- dijo él.
-¿quieres que vallamos a mi casa y lo pensemos?- propuso ella
-Vale- y le dio un beso.
En unos escasos diez minutos estuvieron en la puerta de casa de Tara y como era habitual su madre no para de hacer labores en el jardín.
-Hola mamá- saludo Tara.
-Hola chicos- saludo ella.
-¿Podemos ir arriba un rato?- pregunto Tara.
-Claro que si, y Tara dile a tu hermana que salga a ayudarme
-Vale, gracias- dijeron los dos.

Subieron juntos las escaleras y se pasaron el resto de la tarde haciendo una lista de las cosas que podían hacer en navidades y aprovecharon para poner las fotos de la playa en el collage. Al concluir el día, Raúl rechazo la oferta de Oihana para quedarse a cenar y se fue a casa. Después de cenar, Tara y Raúl estuvieron un par de horas más de ventana a ventana y después se fueron a dormir con ganas del fin de semana que se les acercaba, a unas dos semanas de Navidad.



Capitulo 10



Cap.10


A la mañana siguiente cuando Tara salió de casa, Raúl no la estaba esperando como hacía siempre, entonces, Tara decidió ir cola. De camino al instituto, lo vio, En frente de otra casa, de la que vio salir a otra chica, lo único que izo ella, fue, ir corriendo al instituto sin mirar atrás e intentando no creerse lo que había visto.
Después de haberlo visto a la mañana, lo estuvo ignorando todo el día en el instituto.


A la hora del almuerzo, en el patio

No lo vio llegar, estaba tan inmersa en sus pensamientos que tampoco se dio cuenta de que se le estaba enfriando el café.

-¿Estás bien?- le pregunto Rubén, sentándose a su lado.
-E… he visto a Raúl en…- se le quebró la voz cuando se le nublo la vista por las lagrimas.
-En la puerta de una casa y… a salido una chica, la estaba esperando.
-Espera un momento, que hablo con el- y antes de que Tara pudiese decir nada, se alejo de ella en busca de Raúl.


En el aula de química

-Por fin te encuentro tío, tenemos que hablar-  anuncio Rubén al encontrar a Raúl. 
-¿Qué pasa?- preguntó Raúl dejando lo que estaba haciendo a un lado para prestar atención a su amigo.
-¿Qué haces tío? Tara te ha visto hoy a la mañana con otra tía- dijo Rubén.
-A… ya…- Dijo mirando para otro lado.
-Tío está destrozada, no se tu pero yo hablaría con ella y seria sincero…- dijo, y concluyo- pero por lo que veo prefieres quedarte aquí pasando de ella.
Antes de que Raúl se molestara en llevarle la contraria, Rubén salió del aula de química bastante decepcionado por la actitud de su amigo.


En la biblioteca del instituto unos minutos más tarde

Tara estaba leyendo un libro cuando Raúl la vio. Estaba el fondo bastante apartado de los demás y a simple vista se veía que había llorado. Se fue aproximando a donde ella si sabes a penas que decirle. Al llegar cuando a ella le puso una rosa blanca en cima de libro que estaba leyendo.

-¿Podemos hablar?- le pregunto él.

Tara tomo la rosa y mientras se llenaba de su aroma, le rémalo a Raúl la silla que estaba junto a ellos.
-Sé que me has visto esta mañana en la puerta de otra casa esperando a una chica- tomo aire- aunque es difícil de creer, no era lo que parecía…

Tara se quedo callada y al final dijo.
-¿Qué no parecía? Que estabas esperando a otra, en su casa, sin ni siquiera avisarme de que no iríamos juntos…- para porque volvía a sentirse desplomada.
-Tara… sabes que yo te quiero muchísimo y no lo he hecho para hacerte daño- volvió a parar para buscar las palabras correctas y que no le malinterpretara- quede con esa chica porque teníamos que entregar un trabajo de filosofía y íbamos a terminarlo esta mañana.
-Eso no cambia que no me hayas avisado esta mañana…- se levantó de la silla- lo siento Raúl, tengo que pensar.


Y sin decir nada mas salió de la biblioteca dejando a Raúl solo. Inconscientemente, miro el lomo del libro que tara había estado leyendo, Nada es para siempre, de Ali Cronin. Como decía Tara, las cosas pasan por algo…




Capitulo 9


Cap.9

A la mañana siguiente Raúl y Tara se despertaron mucho antes que el resto del grupo. Se prepararon en silencio y bajaron a desayunar a la terraza.
-Qué pena que esto se acabe ya- suspiro Tara.
-Lo sé- dijo él- pero aun podemos hacer otra cosa- continuo él, captando la atención de Tara.
-¿El qué?- pregunto ella curiosa.
-Podemos completar un poco más tu collage de la pared de tu cuarto que empezamos al venir de casa de mi
 tío- propuso el.
-¡Es una idea estupenda!- dijo ella pegando un grito de alegría y recibiendo un shh de Raúl para que no gritara mucho y despertara a los demás.
Cuanto terminaron de desayunar, lo recogieron todo y salieron en busca de lugares para fotografiar.
En primer lugar fueron a una de las playitas vírgenes que había por la zona. Como Tara había tenido la brillante idea de coger una toalla, aprovecharon y estuvieron un rato allí observando aquel maravilloso lugar y como no, sacando alguna que otra foto para el collage.
-Guapa, tengo una idea, ¿y si llamamos a tu collage ‘’nuestro pequeño mundo’’? – dijo Raúl escribiendo esas mismas palabras e la arena con un palo de forma de que se viese muy grande.
-Me encantas cuando tienes ideas, porque siempre son perfectas- se acerco a él y le dio un beso.
Raúl cogió la cámara y saco una foto a la zona de la arena conde estaba escrita esta cita de palabras, con intención de ampliar la imagen y ponerla en el centro del collage.



En la casita de la playa

Las otras tres parejas se despertaron y se reunieron todos en la terraza.
-¿Y Tara y Raúl?- preguntó Mía mirando a los demás.
-Pues no tengo ni idea- dijo su novio que acababa de salir a la terraza con dos tazas, una para él y otra para ella, concluyó dándole un besito en la frente.
En cuanto terminaron de desayunar y recogieron todo, las chicas subieron corriendo y se pusieron los bikinis.
-¡Andáis lentos chicos!- gritaron ellas saliendo de improvisto den la casa y corriendo a la playa ante la mirada de sorpresa de sus chicos.
Ellos como si fuese un auto reflejo subieron, se cambiaron y también salieron corriendo tras ellas.

En algún bonito lugar cerca de allí

-¡Raúl no me mojes!- protesto Tara, que estaba metido hasta los tobillos en una pequeña ría que habían descubierto cerca de allí.
Raúl ante las protestas de su novia, no tuvo mejor idea que tomarla en volandas, dejándola suspendida justo encima del agua, a pocos centímetros.
-¿Y ahora que preciosa?- dijo él con una sonrisa pícara que le surcaba la cara.
-Ni se te ocurra hacer lo que estas pensando- dijo ella antes la sonrisa de él.
A pesar de sus alaridos, suplicas y forcejeos, Raúl la metió de lleno en la ría, empapándola de arriba a bajo, cosa que solo consiguió que ella lo tirara también al agua y los dos terminaron calados hasta los huesos.

Media hora más tarde en el mismo bonito lugar

Raúl y Tara estaban sentados uno entre las piernas del otro, de modo que Raúl abrazaba a Tara con la toalla cubriéndolos a ambos.
Aguardaron así hasta bien caída la tarde, disfrutando de aquel bellísimo lugar antes de volver con sus amigos, que seguramente se estarían preguntando donde estaban.

Al atardecer, en la casita de la playa

Los seis amigos aguardaban reunidos en torno a la mesa redonda de la terraza de la casita de playa, esperando a ver si sus otros dos amigos decidan apareces.

-¡He!, Por fin parejita ¿Dónde estabais?- pregunto Natalia, que fue la primera en verlos llegar.
-La e raptado un momento- Dijo Raúl.
-Pues ya era hora que es el momento de los farolillos- dijo Jaime entregándoles uno a cada uno.
Fueron todos a la playa, cada uno con su farolillo y al llegar a la orilla encendieron todos el suyo.
-Chicos esto es pos un año nuevo de estudios y por todos nosotros- anuncio Natalia.
-A la de tres todos juntos- anunció Jaime.
Al escuchar esto todos levantaros los brazos sosteniendo los farolillos entre las manos y en cuando escucharon la cuenta, los soltaron todos a la vez. Fue precioso, ver como se alejaban los ocho farolillos de papel.
Todos aguardaron hasta que la ultima lucecita se desvaneciera en la oscuridad del atardecer y después se fueron todos a dormir ya que tendrían que volver a casa en unas escasas horas y tenían que descansar.


Capitulo 8


Cap.8

A la mañana siguiente, tanto Raúl como Tara se despertaron temprano, ella antes que él.
Los dos se prepararon y se encontraron en frente de la casa de ella, conde la noche anterior acordaron.
-Hola- saludo él con un beso-  estas un poco dormida ¿no?
-Un poco, es poco para como estoy- y los dos se rieron.
Cuando llegaron al instituto se reunieron con los chicos y con unas chicas que estaban con ellos.
-Hola-  se saludaron todos entre sí cuando los vieron llegar.
-Parejita, esta es Mía, mi nueva novia- dijo Jorge- y esta es Natàlia de Rubén y Mireia de Jaime.
Todos se saludaron entre sí e idearon un plan para hacer todos juntos el fin de semana.

Esa misma semana, el fin de semana

-¿Si?- contesto Tara al teléfono.
-¡Hola! Soy Mia, las demás y yo hemos quedado en el centro comercial para comprar unos bikinis para esta tarde, ¿te vienes?
-Sí, claro, ¡me apunto! - contesta Tara ilusionada- ¿A qué hora?
-A las once- contesta la chica del otro lado del teléfono.
-Allí nos veremos, hasta luego, un beso- y las dos cuelgan.
Después de una mañanita de compras y de haberse probado cientos de bikinis, quedaron con los chicos. Todos se fueron a la casita de la playa de los padres de Mireia.
-Cada pareja en una habitación- dijo ella- escoged una.
Raúl tomo a Tara de la mano y la condujo hasta la habitación más alejada de las demás.
-Así estaremos más tranquilos- y le guiño un ojo.
-Vale-  dijo ella con una amplia sonrisa.
Entraron en la habitación elegida, no era excesivamente grande ni demasiado pequeña, era acogedora, había una cama de matrimonio que presidia el cuarto con un par de mesillas de noche a los lados y un cuarto de baño con bañera para dos. Dejaron las maletas sobre la cama y se pusieron el bañador dispuestos a ir a la playa.
Bajaron a la planta baja y se reunieron los ocho, comenzaron a caminar en dirección a la playa y los chicos las adelantaron, las chicas no sabían nada pero los chicos planeaban un plan.
En cuanto dejaron las cosas en la arena y ya estaban en bañador todos, cada chico tomo a su chica en volandas y las llevaron al agua, cosa que hizo que las chicas quisieran luchar contra ellos…
En cuanto se calmaron, jugaron al voleibol, tomaron el sol, sacaron fotos…

Cuando se puso el sol

Todas las chicas se sentaron juntas en una hamaca, mientras sus chicos preparaban la cena, que era como una recompensa por haberlas metido al agua.
-Que suerte de chicos tenemos, chicas- dijo Mia y todas re rieron del comentario.
-¿Qué os pasa chicas?- Pregunto Jorge curioso al ver la reacción de estas.
-Nada, nada- y se volvieron a  reír.
-Tara, ¿puedes venir un momento?- la llamo Raúl.
-Claro-  se levanto, guiño un ojo a las chicas que la miraban curiosamente y fue al sitio apartado a donde la conducía Raúl.
Anduvieron unos metros hasta estar más apartados del resto del grupo, para que no los vieran. En ese momento Raúl la levanto en sus brazos sorprendiéndola.
-¡Estás loco!- grito ella.
-¡Sí!- dijo él entre risas- Yo también te quiero.
Cuando Tara consiguió soltarse salió corriendo por la orilla hasta que Raúl la alcanzo y cayeron al suelo, uno encima del otro.
-¿Te arrepientes de haberte mudado en frente de un tío como yo?- pregunto curioso.
-Creo que es el mejor sitio para mudarse, no me arrepiento- y se besaron.
Después de estar un rato tumbados en la arena, volvieron con el resto y cenaron en el porche de la casita de la playa.

Al terminar la cena, ya en la habitación

-Estoy hecha un asco- protesto Tara al mirarse en el espejo y ver que estaba llena de arena.
-Sí, te haría falta una duchita- la miro Raúl- ¿nos duchamos?- le pregunto mientras de aflojaba el lazo de la parte de atrás del bikini.
-Sí insistes…- con testo y le soltó el lazo del bañador que hizo que este callera al suelo.
Solo en bóxers, Raúl fue al baño y empezó a llenar de agua caliente la inmensa bañera. Dos minutos después, cuando ya estaba casi llena, apareció Tara cubierta con una toalla.
-No tengas miedo guapa- le dijo el tomándole la mano.
Tara soltó la toalla y él se deshizo de los bóxers, se bañaron tranquilamente y después del baño, salieron, se secaron, pelearon un poco antes de caer rendidos del sueño.













Capitulo 7




Cap.7

A la mañana siguiente se despertaron temprano y prepararon todo para cuando Rubén acudiera en su busca. Hacia las 11 ya estaba allí.
Metieron todo en el maletero y salieron en dirección a casa. Raúl y Tara pasaron todo el viaje escuchando música, tanto del móvil de ella como del de él.
Cuando llegaron, Raúl y Tara bajaron y Rubén se fue, ya que no vivía en la misma casa que Raúl y sus padres.
Raúl acompaño a Tara a dejar sus maletas en casa. Al entrar por la puerta, Sara, su hermana pequeña los saludo.
-¡Hola!, hermana, Raúl ¿Qué tal?- dijo entusiasmada.
-¡Pequeña!- saludo Tara, contenta de ver a su hermana.
Raúl en ese momento se dio cuenta de que Tara tenía un tacto especial hacia los niños, como con Sofí.
-Hola Sara, ¿Cómo estás?- saludo él a la niña que le miraba con los ojos chispeantes.
-Muy bien, ¡mirad!- y sonrió exageradamente para que la pareja viera que le faltaba un de los dientes superiores.
-¡Ala!, que bien ¿no?, ¿Qué te a traído el ratoncito?- pregunto Raúl.
-Me ha traído esto- dijo señalando los pendientes que llevaba puestos.
-Qué bonitos- dijeron los dos al unisono, eso hizo que la pequeña sonriera.
-Gracias- dijo ella y salió corriendo en dirección a la cocina.
-¡Mama!- llamo Tara.
-¡Hola!, estoy aquí- le llamo desde fuera- ¿Cómo ha ido todo?-  Les preguntó cuando los vio salir de la casa.
-Estupendamente- dijo Raúl.
-Si- rio tara.
-Raúl, ¿quieres quedarte a cenar?- pregunto Oihana, la madre de Tara.
-Me encantaría- contestó satisfecho.
-Estupendo, os llamo a la hora de cenar- y se despidió de la joven pareja con una sonrisa mientras ellos entraban dentro.
Subieron a la habitación de ella y Raúl se dio cuenta de que no estaba muy decorada, tenía unos cuadros de Audrey Hepburn, una cama grande, algún que otro armario y librería y su sitio preferido de la habitación, la ventana que tenia acomodada como sofá donde siempre la veía o leyendo o escribiendo.
En ese instante a Raúl se le ocurrió una gran idea.
-Tara, ¿y si pegamos todas nuestras fotos que sacamos aquí?- y señalo una pared totalmente blanca.
-Me parece una idea genial- dijo  ella.
Sacaron todas las fotos, las desparramaron sobre la cama y empezaros a hacer un divertido collage.
-Tendremos que sacarnos más para completar el mural- dujo Tara al ver que solo ocupaban una cuarta parte de la pared.
-No lo dudes- y la besó.
Antes de que bajaran a cenar, Raúl y Tara aprovecharon para acurrucarse abrazados en el sofá-ventana de Tara ya que, hasta el fin de semana no podrían quedar, aunque se vieran todos los días.


-¡A cenar todos!- se oyó la voz de Oihana desde el piso de abajo.
Todos cenaron muy a gusto disfrutando de la compañía de los demás y escuchando las aventuras de Tara y de Raúl, sin mencionarles el altercado con la amiga de Raúl.
Al terminar, Tara acompaño a Raúl a la puerta de la casa. Antes de despedirse se besaron dulcemente.
-Ahora hablamos, ¿no?- dijo él señalando el hueco entre ambas casas donde coincidían sus dormitorios.
-Claro que si- se besaron una última vez antes de que Tara cerrara la puerta.
Los dos echaron a correr cada uno en una dirección para poder verse otra vez a trabes de sus ventanas.
Ella llego primero y le dio tiempo a observar el mural y acomodarse en su sofá-ventana antes de ver como entraba él en su habitación.
Antes de saludarla, Raúl se desnudo y se puso el pijama y al girarse hacia la ventana, vio que ella hacía lo mismo. Cuando terminaron, se aproximaron a  sus correspondientes ventanas.
-¿Mañana quieres que vallamos justos?-preguntó él.
-Claro- sonrió- pero no tengo ningunas ganas de ir al insti de nuevo- los dos suspiraron y se sonrieron- Pero si estas tu.. es soportable- y le guiño un ojo.
-Lo mismo digo- dijo y vio como Tara bostezaba- buenas noche preciosa.
-Buenas noches amor- tara cerro la ventana y la volvió a  abrir apresuradamente cosa que hizo sonreír a Raúl- a y… te quiero.
-Yo también- y ambos cerraron las ventanas.
Los dos veían como el otro se metía en la cama y se durmieron pensando uno en el otro….





VUELVE A EMPEZAR EL INSTITUTO
PARA TARA Y SUS AMIGOS
SÍGUELES EN SUS NUEVAS AVENTURAS


RIMA :)





Capitulo 6






Cap.6



A la mañana siguiente, él fue el  primero en despertarse. La espió mientras dormía, era preciosa y se alegraba de haber arreglado lo sucedido con Samanta y así poder seguir disfrutando de ella sin que nada se hubiera torcido entre ellos, es más, reforzó su amor.
Se inclino hacia delante y le beso el cuello que hizo que Tara se despertara.
-Buenos días- dijo un poco aturdida pero feliz.
-Buenos días princesa, ¿has dormido bien?- y le sonrió.
-Estupendamente- y lo besa.
Aquella noche el habría querido que pasara algo más pero no la quiso presionar y iba a esperar a que estuviera preparada, no la quería volver a perder.
-Hoy es nuestro ultimo día aquí- anuncio él, le levanto, puso música y se puso a bailar como un loco.
Tara seguía en la cama y ver a Raúl bailando en boxers tan feliz le hizo mucha gracia. Mientras la canción de
''Chris Brown, Don't wake me up'' sonaba, siguieron siguieron entre risas y juegos hasta que llego la hora del desayuno.
Bajaron a la planta baja a desayunar y en ese mismo instante sonó el teléfono, mientras Raúl iba a atender, Tara comenzó a prepararlo todo.
A los dos minutos Raúl volvió.
-Mi tío y Sofí se han ido, volverán para la hora de cenar, asique...-se acerca a Tara y la coge por la cintura- estamos solos- y la besa.
-Que peligro tienes- y Tara se escapa de sus manos y sale corriendo por el salón, él la persigue y cuando por fin la atrapa, la pone en el sofá.
-Tienes ganas de jugar e..-y le hace una pedorreta en el estomago con la boca y eso hace que tara estalle en una carcajada.
Después de luchar un poco en el sofá se rindieron y decidieron desayudar entre risas y miradas pícaras.
Al terminar de desayunar Raúl alcanzo su cámara y empezó a perseguir a Tara por todas partes sacando le muchas fotos.
Le saco muchas fotos, un par dentro de casa, una tocando el piano y otra detrás de un tulipán.
Le hizo más de una vez cambiarse de ropa y después subirse a la colina. de todas las formas que se le ocurrían  con todo tipo de ropa accesorios y posturas y todo quedaba grabado en la cámara de Raúl.
Después de comer, y también acompañados de la cámara, fueron en bici a la playa. Él iba en la parrilla de la bici y ella lo llevaba .Llegaron a una bonita plata de aguas cristalinas que lo primero que quisieron hacer era meterse al agua.Tara fue a meter un poco los pies para comprobar como estaba el agua y al ver que estaba genial fue corriendo a la toalla donde aguardaba Raúl.
-¿Vienes al agua?-Pregunto ella.
-Si,un minuto-contesto.
Antes la mirada de Raúl, Tara se puso en bikini y camino hacia la orilla. Estaba tan distraída con el paisaje que no vio venir a Raúl que la cogió en brazos y la metió en el agua con el.
Fue una tarde muy divertida, después de estar en el agua, se tumbaron en la arena y se rebozaron uno encima del otro, como niños pequeños.
Tara agradecía aquella invitación a esas maravillosas vacaciones junto al chico que quería.
Bien entrada la tarde, se despidieron de aquellas vacaciones mirando juntos la puesta de sol tan bonita, ya que pronto tenian que volver al instituto y todos los problemas que acarrea eso.

Volvieron en bici, pero esta vez fue Raúl quien llevaba a Tara.
Cuando llegaron a la casa, allí estaba el tío de Raúl y Sofía, que fue corriendo a donde Tara.
-Prima Tara, mañana ya os vais ¿no?- pregunto curiosa, la pequeña.
-Si- contesto, regalandole una tímida sonrisa a la niña qu ya la consideraba su prima.
-Pues ten, para que te acuerdes de mi- y la pequeña le entrego un collar que tenia inscrito ''SyT''.
-Muchísimas gracias, lo cuidare muy bien- abrazo a aquella niña que la miraba con entusiasmo y hace unos días no era mas que una extraña.
Despues de cenar se fueron a la cama temprano para poder partir por la mañana hacia casa.
-Gracias- soltó de repente Tara cuando se acostaron.
-¿Por qué?
-Gracias por haber sido tan amable desde el primer día que nos conocimos, cuando estaba enferma, por haberme traído aquí, por ser tan...-no pudo terminar la frase.
-Si tu no fueras única no lo habría hecho, eso y mucho mas,te quiero Tara, y no quiero que nada ni nadie nos separe-le dijo el.
Después de besarse un par de veces se durmieron uno al lado del otro sabiendo que el hermano de Raúl los esperaría mañana para llevarlos de vuelta a casa.














VIDEO

UNA PEQUEÑITA ENTRADA DE 
MI NOVELA TARA

Capitulo 5


Capítulos. Tara







Cap.5



A la mañana siguiente cuando Raúl se despertó, estaba completamente solo, Tara ya se había levantado y no estaba en la habitación.
Se cambió de ropa y bajo a la cocina donde estaba ella desayunando.
-Buenos días, ¿has dormido bien?- Pregunto él.
-Buenos días- lo besó ella como saludo- estupendamente ¿y tú?
-Perfectamente- le contesto con una de sus habituales tímidas sonrisas.
En ese instante entro en la cocina la prima pequeña de Raúl, Sofía.
-Buenos días- y abrazo a Tara y luego a Raúl.
-Buenos días- la saludaron los dos.

La mañana trascurrió tranquila, se despidieron de Rubén que volvería el miércoles a por nosotros.
A la hora de comer, cocinaron Tara y Sofría y les quedo un estofado de carne magnifico.
-Ven conmigo Tara- la arrastro la niña a la calle, después de comer.
Las dos salieron al patio trasero de la casa, que dejaba a la vista muchos tipos de diferentes plantas exóticas y con una fuente en el centro con varios bancos de piedra blanquecina desgastada por el transcurso de los años a los lados de la fuente. Se sentaron en uno y charlaron de muchas cosas.

Al mismo tiempo en el interior de la casa
-Raúl tienes visita- anunció su tío.
-Ya voy- se levanto del sillón desgastado en el que estaba acomodado viendo la tele y se acerco a la puerta.
-Hola- saludo su visita.
-¿Que quieres Samanta?- pregunto él con cierto desinterés.
-Yo también me alegro de verte- dijo ella con ironía.

En ese mismo instante en la parte trasera de la casa
-Voy a buscar a Raúl, ahora vengo pequeña- le dio un beso en la mejilla a Sofía y entro en la casa.
-¿Dónde está Raúl?- le pregunto Tara al tío Jon al verlo en el sofá.
-Esta hay- y le señala la pregunta principal- tiene visita, una chica y se respira mucha tensión entre ellos.

Fuera de casa
-Vamos Raúl, no hagas como sí no hubiera pasado nada- dijo ella.
-Eso fue hace mucho tiempo- dijo él molesto.
En ese momento Tara salió al exterior de la casa y Samanta al darse cuenta de quién era aquella chica, se lanzo a los brazos de Raúl y lo besó ante la atenta mirada de Tara que se fue llenando de lágrimas y se fue corriendo a la colina.
-¿Eres tonta? ¡Vete, no quiero verte!- grito el apartándola bruscamente.
-Pensaba que te había gustado- dijo ella indignada.
-De ti no me gusta nada, vete, ya no haces nada aquí- dijo y salió corriendo en la misma dirección que tomo Tara para huir.

Ya en la colina
‘’Como ha podido hacerme esto, engañarme de esta forma, como ha podido’’  No para de repetir estas palabras en su cabeza mientras cientos de lagrimas inundaban su cara.

En ese mismo instante al pie de la colina
La vio estaba sentada donde estuvieron ayer los dos, tiene la cabeza entre las manos y se ve que está llorando desconsoladamente.
Se acerco a ella cautelosamente y se sentó a su lado pero dejando un espacio.
-Vete- le dijo ella.
-Deja que te lo explique por favor- suplico él.
-Te… te escucho- le contesto con torpeza.
-La chica con la que me acabas de ver es… Samanta mi ex novia, sigue con la idea de que podemos volver a tener algo- suspira y sigue hablando- siento mucho lo que a pasado, no la quiero a ella, te quiero a ti, créeme por favor.
Tara se levanta y se aleja y antes de perderle de vista le dice:
-tengo que pensar- y se va.

Cinco minutos después en el patio trasero de la casa
Tara llora desconsoladamente en uno de los bancos de piedra. Sofía entra con una rosa branca en la mano y se sienta a su lado.
-Es de Raúl, para ti- y le entrega la flor, la favorita de Tara, y Raúl lo sabía.
Tara intenta sonreír.
-Gracias.
-Sé lo que ha pasado, no culpes a mi primo, conozco a esa chica, es una amiga de mi primo y más de una vez le ha hecho lo mismo que hoy, sé que estas enfadada con él pero piénsalo bien por favor, el no tiene la culpa- de un salto baja del banco y entra en la casa.
Tara decide actuar, se levanta, coge la rosa y se va a la colina. Allí esta él, esperándola, guapo, como siempre, pero dolido por lo que ha pasado entre ellos.
La ve, está llegando hasta él con la rosa en la mano y las mejillas rosadas de haber llorado.
Le tiende la mano y Tara se sienta entre sus piernas, apoya la cabeza en el hombro de él y se deja embaucar por su aroma.
-He hablado con Sofía- dice de repente- me ha contado que no es la primera vez que esa chica viene a hacerte eso asique… te perdono…
Raúl reconfortado, la besa con dulzura.
-No sabía cómo actuar, si me perdonarías, tenía miedo… de perderte…
-No me vas a perder- y lo besa, para calmarlo.

 Transcurrieron el resto de la tarde en la colina y cuando cayó la noche, después de disfrutar de una esplendida puesta de sol bajaron a cenar. 
Al concluir la cena se fueron directos a dormir, todos los sentimientos y tensiones acumulados los habían dejado exhaustos y conciliaron el sueño plácidamente uno junto al otro.




Iré publicando el resto de los capítulos semana a semana.
Besos :)

Capitulo 4


Capítulos. Tara




Cap. 4

Cuando llego el fin de semana y taras una agotadora semana de exámenes, Raúl, decidió darle una sorpresa a Tara.
En casa de Tara, sonó el timbre de la puerta.
-Ya abro yo- dijo Tara.
-¡Hola!- saludo al ver que era Raúl- pasa.
Y se apartó para que pudiera pasar al interior de la casa, subieron los dos al cuarto de ella ante la mirada de su madre.
En el cuarto traserro la puerta de su habitación y se encontró los labios de Raúl en los suyos.
-Lo siento, no aguantaba más- y se rieron los dos.
Se sentaron los dos en la cama y él empezó a explicarle el motivo de su aparición.
-Veras, este fin de, ya que es puente me voy con mi hermano a la casa de mi tío en el monte y quisiera saber haber si quieres venir conmigo.
Tara se quedo un momento pensativa, salió del cuarto ante el asombro de él y dos minutos después subió a trompicones por las escaleras.
-¡Sí puedo!- y se tiro encima de él obligándolo a tumbarse y le dio un beso.
-¡Genial! Salimos mañana tempano quedamos a las cinco y media en la puerta de tu casa, son dos horas de viaje pero merece la pena. Estaremos tres días, volveremos el miércoles y esperó el asentimiento de ella.
Raúl se quedó a comer y luego fueron a casa de él, a su cuarto. Cerraron las persianas y se tumbaron en la cama, ella encima de él.
Mientras se besaban él le fue retirando la camiseta asta quitársela y cuando iba a por los pantalones, ella lo detuvo.
-Lo siento, voy demasiado deprisa- y subió las manos hasta su cintura y siguió besándola.
Cuando se izo tarde, Tara volvió a casa con ganas de que llegara al próximo día.

A la mañana siguiente, de madrugada, Tara cogió sus maletas y esperó en la puerta de su casa al coche de Raúl y de su hermano.
Raúl salió de su casa con las maletas y se reunió con ella, ambas esperaban el hermano de él y este llego a los dos minutos, montado en un Range Rover rojo cereza, pusieron las maletas en el maletero y los dos entraron en la parte de atrás, uno junto al otro. Echaron mano de una manta y se durmieron el resto del camino.
 Cuando llegaron, los dos bajaron medio dormidos, pero con ganas de pasarlo bien. Tara y Raúl cogieron sus maletas y subieron a su cuarto.
-Este es- indico él al entrar en una habitación con dos camas individuales.
 -Si quieres podemos dormir juntos- le dijo él dedicándole una sonrisa picara que hizo que ella se sonrojara. Al observar su reacción, él la tomo entre sus brazos y la puso en la cama, se colocó encima de ella y la comenzó a besar, pero en ese instante la voz de Rubén, el hermano de Raúl los interrumpió.
-Parejita dejar lo que estéis haciendo y prepararos para bajar al picadero.
-¿Vamos a montar a caballo?- le pregunto Tara a Raúl.
-Sí, ¿has traído las botas que te dije?- con el asentimiento de ella prosiguió- ¿sabes montar?
-Sí, de pequeña fui a la hípica.
Se dieron un último beso y se empezaron a cambiar. Ella se puso una camisa de cuadros azules con unos vaqueros y botas negras, y él, parecido a ella.
Bajaron las escaleras que daban a la planta baja donde re reunieron con el tío de Raúl.
-Raúl, coge tu caballo- le indica su tío, él asiente y se dirigió a uno de los muchos caballos- y tu... ¿cual quieres pequeña?- le pregunta el hombre que le mira con interés al ver que se fija en una yegua de mediana estatura, corpulenta y con la tez negra como el carbón.
-Esa me gusta mucho- y se acerca al animal que arrima el hocico en busca de alguna caricia.
-Veo que te gusta la bonita Pilgrin, no suele ser la más elegida pero contigo está en buenas manos- después de eso condujo a la muchacha al fondo de del largo pasillo abarrotada de boxes de caballos, tomo en mano los cepillos para limpiar al animal y su silla.
Entro en su box correspondiente y observó lo sucia que estaba, tanto el animal como el box donde se encontraba. Tiro de las riendas del animal y lo hizo salir del box atándolo en unos barrotes del costado de donde estaba. Tara volvió donde estaba el tío de Raúl, Jon y le dijo:
-¿Dónde puedo obtener una carretilla y heno nuevo?
-¿Vas a limpiar el box?- preguntó sorprendido de la actitud de la chica- Ahí, hay una carretilla y él heno que retire lo puedes tirar allí- señalando una montaña de heno retirado- y aquí tienes para reponer- le dice dándole dos fardos de heno nuevo.
-Gracias- lo agradeció ella y volvió al trabajo.
El hombre observó carácter de aquella bella muchacha que trabajaba como ninguna otra de de sus parecidos rasgos, aquel hombre nunca vio a una chica así mancharse las manos por acomodar a un animal que ni siquiera es suyo.
Tara tomo la carretilla y la lleno de heno usado, cuando iba a tirarlo a la montaña que le indico Jon paso por delante del box donde Raúl cepillaba a Rayo, su caballo, y al verla sonrió, aquella chica era única y lo sabía por eso la quería tanto.
Tara termino de limpiar el box y se dispuso a limpiar a la yegua. Cepillo en mano, retiro toda la suciedad de aquel esbelto animal que iba a ser su monta dentro de poco tiempo. Mientras tanto oyó como Raúl salía con Rayo de su box y salían al exterior.
Para finalizar de reparar a su yegua, Tara ajusto su silla y después trenzo la crin de Pilgrin y se izo una a ella misma para así colocarse el casco cómodamente, desato las riendas que seguían atadas en el exterior del box y se dirigió al exterior por donde había salido Raúl antes.
Fuera, en una campa con el perímetro limitado por una alta valla, Raúl ya trotaba a lomos de Rayo, se acercó y se monto en Pilgrin y a trote se acercó a Raúl que estaba acompañado por su tío. Ambos hombres admiraron el aspecto de Tara y de su flamante montura, que tanto Tara como Pilgrin con sus largas trenzas en espiga parecían de competición.
Montaron durante toda la mañana y al mediodía volvieron al establo y desmontaron los caballos.
La tarde la pasaron los dos, tara y Raúl, tomando el sol en una bonita colina, no muy alta, que se encontraba en la parte trasera de la casa.
Cuando comenzó a oscurecer, decidieron volver.

Ya en la habitación
-¿Estas cambiada?- pregunta Raúl del otro lado de la puerta.
-Sí, pasa- obtuvo como respuesta.
Él abrió la puerta y después de un leve chirrido pudo ver a Tara, solo cubierta con un fino pijama de verano junto a la ventana admirando la luna llena, él se acerco y la abrazo por detrás admirando también las maravillosas vistas que tenia pero no de la luna, sino de su preciosa novia.
Se tumbaron los dos sobre la cama más próxima a la ventana y se durmieron sin darse cuenta, uno junto a otro.